(Esopo fue un fabulista de la Antigua Grecia que era muy famoso.)
El parto de los montes
Un día los montes comenzaron a temblar y lamentarse. Todos los lugareños se asustaron muchísimo al ver a estos montes siempre tan serenos y bonitos, en una actitud tan extraña.
Los montes parecían contraerse y lamentarse. Y así la gente que vivían en los alrededores, atemorizadas, fueron viendo durante todo el día cómo los montes se quejaban y temblaban, cada vez más fuerte.
Al anochecer se produjo un estruendo tremendo, los montes se abrieron, y de la grieta salió un pequeño ratón.
¿La moraleja de la fábula?
La moraleja recuerda el refrán popular “Mucho ruido y pocas nueces”, es decir aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo.
La gallina de los huevos de oro
Un granjero y su esposa compraron una gallina gorda en el mercado del pueblo y la dejaron en el gallinero, junto con las demás gallinas.
Al día siguiente, cuando fueron al gallinero a recoger los huevos, no salían de su asombro al ver que la gallina gorda había puesto ¡un huevo de oro!
La escena se repitió por varios días. El granjero y su esposa iban al gallinero a recoger los huevos, y la gallina gorda había puesto un huevo de oro.
La pareja entonces ideó un plan. Pensaron que si mataban a la gallina y le abrían la barriga, iban a poder sacar todos los huevos de oro juntos, sin tener que esperar a que pusiera uno por día.
Pero se llevaron la peor sorpresas de sus vidas cuando abrieron la panza de la pobre gallina y la encontraron vacía.
El granjero y su esposa se arrepintieron por el resto de sus vidas por haber matado a la gallina de los huevos de oro.
¿La moraleja de la fábula?
La avidez nos puede llevar a perder lo que tenemos.